Las guardias están llenas de historias para no dormir, para contar en privado o no contar nunca por respeto a los pacientes y a los compañeros (a veces, en este último caso, por prudencia, nunca sabes quién es amigo de, hijo de, etc…).Para sobrevivir a ella hay algunas cosas básicas a tener en cuenta, imitando a Vitote y sus consejos sobre el busca de la guardia(sí, yo soy culito-veo-culito-quiero).
1. Prepara la mochila o maleta de guardia el día anterior. En serio. No mola nada ver que se te ha olvidado el fonendo o las bragas para cambiarte a mitad de guardia.
2.Hay cosas básicas que nunca se pueden olvidar y que te pueden hacer todo más llevadero: fonendo, bolsita para el fondendo, la bata, los zuecos megacómodos, pañuelos, toallitas húmedas de bebé para ayudarte en la higiene y el aseo, compresas y tampones porque la Dama Roja te visita cuando le sale del epitelio vulvar y te da desagradables sorpresas, una toalla pequeña, un neceser con cepillo y pasta de diente para evitar el “síndrome de boca séptica” a las 4 de la mañana, jaboncito o gel en tamaño mini, el cargador del móvil, miles de monedillas para cuando te entre gusa y quieras ir a la maquinita del café o las chocolatinas, el cuadernito de las chuletas, el manual de urgencias que hayas elegido, la identificación del hospital, una muda (en serio, si en medio de la guardia te cambias de ropa interior y calcetines te sientes hasta mejor persona), el MP3 y todo lo que se os ocurra que os puede hacer esas 24 horas más llevaderas.
3. Hoy me he levantado con la sonrisa puesta… hay gente que no lo puede evitar, se transforma en gárgola cuando tiene una guardia. Evitadlo en la medida de lo posible, sonreid y saludad, chicos, sonreid y saludad. Yo me dí cuenta un día de que sufría el “síndrome del enanito gruñón” y protestaba por todo: por tener guardia, por la actitud de algunos compañeros, por la actitud de algunos pacientes difíciles, por los marrones que me comía…ese día dije que se acabó. Me levanto por la mañana y me pongo música, canciones buenrolleras que me hagan ir a trabajar con una sonrisa, me pego una buena ducha y hala, dispuesta a tirar para el hospital. Tengo compañeros que van a currar con la música en el coche a todo trapo como si fueran camino del festival de Woodstock.
4. Todo lo que no está escrito no existe. En negritas y subrayado, niños, porque es importantísimo. Mucho cuidado con lo que escribid, aunque veáis que otra gente lo hace o ha hecho, aunque tengáis la tentación de “desahogaros” en la historia clínica porque el paciente o el familiar os resultan cargante, NUNCA escribáis apreciaciones personales. Nunca. Y, al mismo tiempo, escribidlo todo de la forma más detallada posible, porque quizá cuando llegue otro compañero a tratar a ese mismo paciente no se entere bien de qué va la película y le tiene que rehistoriar, con su consiguiente mosqueo. Además de esto, al menos una vez en la vida os tendréis que comer con patatas una reclamación de un paciente a quien no le ha gustado la forma en que le habéis atendido. Vuestra mejor defensa será esa historia clínica, será la que demuestre que no pedisteis esa prueba complementaria porque no era pertinente.
5. Escribid todo con mucha elegancia; no es lo mismo poner que “el paciente dice que no se va de aquí sin que le recete Enantyum y le haga una TAC porque piensa que es lo que hay que hacer y le digo que no” que “el paciente demanda la prescripción de dexketoprofeno y la realización de una TAC, demandas que no son atendidas dado que la anamnesis y la exploración física realizadas no aportan ningún dato que justifique ambas peticiones“.
6. El paciente no es el enemigo. Es un paciente, una persona con un problema, sea de salud o no, que quiere resolver. Y el nuestro es un trabajo de cara al público, con todas sus ventajas e inconvenientes, y con el plus de que quien está delante tiene un dolor en una rodilla, por ejemplo. No caigáis en el “síndrome House“, pensando que el paciente siempre miente, el paciente siempre viene muy subidito a decirnos lo que tenemos que hacer, el paciente quiere aprovecharse al vernos jóvenes, etc.
Editado: añado como bonus el punto 7. Todo paciente psiquiátrico NO tiene por qué forzosamente acudir a Urgencias por una descompensación de su enfermedad. Manolo, que es esquizofrénico, también puede ser diabético y sufrir una crisis de hiperglucemia y Juana, que tiene un trastorno ansioso-depresivo puede tener una angina de campeonato. No mandéis de un tirón a estos pacientes a Psiquiatría, el psiquiatra de guardia de acordará de vuestra progenitora, os lo mandará de vuelta pidiendo que descartéis patología orgánica y habréis perdido un tiempo valioso en diagnosticar y tratar a ese paciente.
En fin, sigo buscando hosting y tal para comenzar las reformas, que todavía no he visto nada que me llame la atención…
De repente esta clase de posts empiezan a interesarme cada vez más, jeje! =)
Gracias por los consejos =D
Totalmente de acuerdo con Andrew… Muy interesante para encarar la nueva época!!!!
Gracias por las recomendaciones
Estupenda entrada!! Muy buenos consejos!!
Un besotee
Qué buenos los consejos
En cuanto al punto 5, en una práctica de psiquiatría (en las que nos dejaron encerradas en un despacho leyendo historias), me encontré escrito, textualmente: “Libido disparada, debe haber estado follando a diestro y siniestro” Ole esa elegancia!!
Hola Sophie.
Desde el punto de vista del paciente te doy las gracias por este artículo, al menos por el punto 6, que me afecta más directamante.
Ahora quizá estaría bien hacer uno igual para los que estamos al otro lado de la urgencia. Por ejemplo:
-Acudir a urgencias cuando de verdad tengas una urgencia.
-Decir claramente lo que te pasa, sin olvidar detalles y sin exagerar.
-No decirle al médico lo que tiene que hacer (esto no sé por qué es tan dificil de entender), el médico es el profesional, él (o ella) es quién sabe, y tú no.
-Ser amable. No cuesta nada y si ayudas a que el médico lleve mejor su guardia lo notarás tú y los demás pacientes.
Yo apenas he necesitado acudir a urgencias para mí, pero para mis hijos he ido docenas de veces y la situación que se plantea es muy sencilla: “Hola. Tengo un problema, ¿me puedes ayudar?” a partir de ahí, con un poquito de cada lado es muy fácil que todos quedemos satisfechos.
Por cierto, no es mal momento para desde aquí, dar las gracias al personal de urgencias infantiles del Hospital Ramón y Cajal de Madrid por su trabajo. Siempre nos han tratado con cariño y profesionalidad.
Un abrazo a todos,
Como paciente con una enfermedad psiquiátrica apoyo totalmente el punto 7, y no sólo para urgencias. ¿Es que no podemos tener una úlcera causada por E. coli? No, lo nuestro es todo mental. ¿No podemos tener anemia por una mala absorción? No, eso es que no queremos comer. A una chica que conocí hace tiempo le llegaron a preguntar de muy mala manera que qué había hecho para llegar a urgencias con un… ¡esguince! La respuesta, bajar un bordillo de una acera llevando tacones. En fin…, que gracias.
Me alegra mucho que este artículo os sea útil. Me he dejado muchas cosas atrás, es imposible condensar todo lo que se aprende de R1 en un artículo. Ojalá esto que he escrito le sirva a alguien para, por lo menos, no cometer los mismos errores que yo he cometido a lo largo de este año y copiar los aciertos que he tenido.
¡Buenas!,
De acuerdo prácticamente en todo con Poldete. Yo también leo desde el punto de vista del paciente y oyes, el punto 6. es estupendísimo. Yo sólo he ido a Urgencias dos veces en mi vida: una por una migraña que no se iba ni con un cañón de analgésicos, allá por mis veinte años, y otra porque no podía respirar ni p’alante ni p’atrás, cuando me diagnosticaron mi asma intermitente/alérgica a los veinticinco. La de la migraña, a pesar de que casi no podía ni abrir los ojos, la recuerdo como buena por la increíble atención que recibí. La de mis respiraciones atribuladas pue… agridulce. Primero fui a las urgencias de mi centro de atención primaria, por no colapsar el hospital, y allí una doctora ya entrada en años, sin haberme mirado ni la cara, me dijo “eso es gripe”.
El cuadro fue cachondo: yo casi sin poder hablar, susurrando “no, gripe no creo que sea, que gripes he tenido muchas, y ya sé lo que es y por una gripe yo no vengo”, y la doctora sin haberme dirigido casi ni la mirada “sí, es gripe, que viene fuerte este año”. Y yo insistiendo “en serio, no he tenido fiebre, sólo que de repente no respiro”, y ella “es normal, tus vías aéreas están afectadas por el virus”. Y yo allí en plan Darth Vader… “de veras, ¿me puede usted revisar? que esto no se parece a ninguna de las chopomil gripes que he pasado, y me gustaría saber qué es”. Ya de mala gana, tras casi ni mirarme en todo el rato, se levantó y me auscultó. Y dijo “¡huy!, tú tienes ASMA”. Ésa es la parte agria. La “dulce” fue cuando me mandó al hospital, donde todo el mundo se portó como un campeón, pinchazo hasta el fondo del brazo incluido, para medir no_se_qué niveles de no_se_qué arterial.
Perdón por el rollazo. Quería dar a entender que siempre hay un garbanzo negro en todos los guisos, pero generalmente en la sanidad, los garbancitos son todos mú güenos.
¡Saludetes!
Anda que no te lo curras ná! ¿Desde cuándo tienes guardado este post? XDDD (te he pillao en el punto 2
)
Muy bueno paisana y una ovación aplastante al punto 7. Sin ser pacientes psiquiátricos, a las personas diagnosticadas de Fibromialgia les pasa algo parecido y no sólo en urgencias…
Yo soy partidaria de, antes de mirar el ordenador, preguntarle al paciente qué le pasa: nuestro subconsciente se polariza leyendo anotaciones previas del tipo “hiperfrecuentador”, “ansiedad”, “cuidadora” u otros antecedentes varios sin que tengan que ser psiquiátricos.
Enhorabuena por el nuevo blog!!!! (EL comentario ya lo hice en el que pertenece a la otra dimensión…)
Un abrazo!
He llegado de casualidad buscando un apunte sobre el resfriado…y “chapeau”. No soy mucho de ir a urgencias, creo que solo una vez y el trato fue correctísimo, pero trabajé en servicios sociales once años y conozco de primera mano esa “costumbre” de encasillar a la gente según su “problema” principal, así que de tarde en tarde leer y ver que la gente se preocupa por atender a los demás y a la vez evitar quemarse me ha alegrado la lectura de la mañana. Por desgracia la gente cuando acude a urgencias no sabe bien a que va, y muchos esperan una solución inmediata, una pastilla milagro y la frustración que eso produce dificulta todo el proceso, a la gente no se le enseña a usar adecuadamente los servicios sanitarios, ni los legales, ni ningún otro, y es una pena, ahorraríamos tiempo y problemas. Lo dicho un gran post
Sobre el hosting, has probado 1 and 1?
Son de lo mejorcito y mas barato en Europa.
Enhorabuena por el blog, disfruto mucho leyendolo,
Manuel
Niña, simplemente plas plas plas, sin querer me estoy haciendo un poco experta en la profesión paciente y leerte ayuda mucho a no olvidar practicar la empatía. Y saber q hay médicos como tu q tb lo hacen.
Tengo mis fallos como médico y persona, no vayáis a creer. Yo también tengo mala cara a las 4 de la mañana tras una guardia de mierda y tengo que hacer un sobreesfuerzo para ser simpática o al menos amable. Y pierdo en ocasiones los nervios cuando me toca un paciente cargante o con el típico acompañante “no dejo hablar a nadie y desconfío de tí por ser joven”. Menos mal que tengo siempre oportunidad de desahogarme con alguien con un café por delante, el twitter o el facebook