A estas horas media España habrá visto u oído hablar de la emisión de “Salvados” este domingo. Mi opinión, rápida y clara: éramos pocos y parió la abuela. Si ya me salía humo por las orejas cuando salía el eterno sonsonete de “los médicos tenéis una vida de puta madre y estáis casi todos untados por la industria farmacéutica”, ver ese programa me puso de peor humor. Sesgado e incompleto, eché en falta que me respondieran una serie de preguntas que me hago desde que empecé la residencia:

1. ¿Por qué muchos médicos recurren a la industria farmacéutica para financiarse cursos y congresos? ¿Será porque las cuotas de inscripción son bastante elevadas, hay que sumarle alojamiento, transporte y comida, poniéndose la cosa en unos cuantos cientos de euros? ¿A nadie se le ha ocurrido, en consonancia con la crisis actual, bajar los precios u ofrecer más becas y ayudas, especialmente para residentes? Recuerdo que esos cursos y congresos cuentan después en la bolsa de empleo, especialmente si presentas algún trabajo (comunicación oral, póster).

2. En la bolsa de trabajo cuentan, entre otras cosas, los puntos otorgados por cursos acreditados…que suelen ofrecer sindicatos e industria farmacéutica. Ajá. Sentarte a estudiar sin más no vale, necesitas hacer un curso que acredite que sabes. ¿Me puede contar alguien dónde realizar cursos formativos independientes, acreditados y que den puntos para la bolsa de empleo? Aparte de hacer un máster o doctorarse, claro.

3. ¿Por qué muchos médicos recurren a la industria farmacéutica para financiar investigaciones? Javi Padilla me ha contestado por Twitter:

 

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3 opinaron sobre “Las preguntas que Jordi Évole no me contestó

  1. Aprovecho para matizar un punto más la tabla que te mandé por twitter…
    La investigación con fondos públicos se suele destinar en mayor medida a investigación primaria y ensayos clínicos fase I y II; en cambio la de fondos privados más a ensayos clínicos fase III y IV.
    El tema de la proporción de los fondos (públicos y privados) viene bastante bien desarrollado en la memoria anual que Farmaindustria cuelga en su web :)

  2. No pongo en duda los motivos que te llevan a tachar de sesgado el programa del domingo, pero tu primer punto hace que me llegue la ceja izquierda al cogote. El resto de científicos nos tenemos que financiar nosotros mismos los congresos, a veces de nuestro propio bolsillo, y no, no son baratos, y sí, son importantes para hacer currículum. Si la justificación para que lo haga una empresa farmacéutica es “que son muy caros”, apaga y vámonos. Desde mi humilde y muy, muy ignorante opinión, lo que debéis explicar y dejar muy nítido es si hay conflicto de intereses, y desde fuera, y desde la ignorancia, sí que parece que lo hay (me lo parecía antes de ver el programa y me lo parece después). Ojo, que digo parece, porque me reconozco ignorante en el tema, sólo digo que va en beneficio de vuestra profesión airear y aclarar posibles problemas éticos entre empresas que manufacturan productos y se lucran con ello y profesionales que los recetan. Que los congresos sean muy caros no es ninguna justificación. Y por supuesto que debería haber más ayudas y becas.

    Un cordial saludo.

  3. Javi gracias por la información :) me desmontaste un mito.

    Copépodo, lo sé, tanto mi novio como mis amigos me cuentan las habas que se cuecen en sus áreas y sé que los congresos y cursos no son baratitos; sin embargo, en algunos casos los financia la empresa para la que trabajan, les ofrecen becas y ayudas, etc. En nuestro caso juegan con una baza importante: la de que te sientes “el tonto del grupo” si te plantas y dices que te pagas tú el curso/congreso o buscas una beca mientras que a otros se lo financian.

    Conflictos de intereses hay muchos, más de los que imaginas. Lo ético es que si publicas algo con la financiación de una empresa lo indiques al final del trabajo.

    Ahora mismo es difícil prescribir un fármaco. Tu hospital/centro de salud te presiona para que recetes el genérico y/o el más barato. El paciente te presiona para que le recetes el que a él le gusta y te echa en cara que “sólo me quieres recetar el más barato sin que por eso sea el mejor”. En ocasiones por tu experiencia clínica quieres indicar un fármaco pero te lo echan para atrás “porque es caro” (por ejemplo con un quimioterápico) y te tienes que devanar los sesos buscando literatura científica que apoye tu decisión o buscar una alternativa al tratamiento inicial.

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